11 octubre 2006

El mundo, las señales





A veces creo que eso de que el mundo te manda señales es cierto, solo que uno no esta acostumbrado a interpretarlas. Es cuestión de parar la oreja un poco para darse cuenta que permanentemente el mundo, Dios, o quien sea te esta bombardeando con señales cargadas de significado, algunas muy simples otras mas complejas, a veces a las simples las complejizamos, otras simplemente las interpretamos como son, pero la gran mayoría no las vemos, las dejamos pasar como si nada y se pierden en el cotidiano devenir de la vida.

Hace ya mucho tiempo que no le prestaba atención a esas señales. Había dejado de verlas, vaya o a saber por que, pero ya no las veía, o simplemente no estaban, pero creo mas bien que no las veía.

Hoy recibí una señal, simple, muy simple, pero la cargue de significado.
Hace ya diez días que se fue, hace diez días que ya no esta con migo, pero me había quedado de ella entre otras cosas un encendedor muy chico, verde, decorado con pequeñas ovejitas en su cuerpo y un lobo disfrazado e ovejas a punto de hacerse un festín solo, va, con todas las ovejas. Un simple encendedor que supo regalarme un día
en el sur después de que había perdido 3 en menos de una semana. Después de semejante promedio evidentemente no estaba destinado a durar mucho, lo mas lógico era que se pierda al igual que todos sus colegas. pero no fue así, sobrevivió. Puede parecer una estupidez, pero cada vez que encendía alguno de los más de 20 cigarrillos que fumo a diario, de alguna manera u otra me acordaba de ella, estaba presente todo el día y gran parte de la noche. Ese pequeño encendedor que recorrió con migo algo de diez mil kilómetros sin perderse estaba cargado de una suma de pequeños e insignificantes recuerdos, pero valiosos para mi.

Hoy promediando la siesta estaba trabajando en la computadora e intenté encender un cigarrillo más, casi con naturalidad, fue mecánico: agarre los puchos, saque uno, me hice del encendedor, me acorde de ella, gire la piedra para encender el gas y el encendedor no emitió llama alguna. Me preocupe, lo miré, me acorde de ella, gire la piedra... y nada, no había llama para encender mi cigarrillo. Me preocupé, lleve el encendedor hacia mi oreja y lo apreté para ver si escuchaba salir gas, pero no, no salía nada. Definitivamente el encendedor había llegado a su fin, no podía enojarme con él, era lógico, había prendido ya una buena cantidad de cigarrillos propios y ajenos, había resistido mis descuidos y había sobrevivido hasta el final, hasta el último milímetro cúbico de gas. Pero yo estaba preocupado. Tenia miedo de lo que eso podía significar, tal vez era hora de tirar el encendedor y con él muchas otras cosas mas. Tal vez era hora de retomar mi vida donde al había dejado hace unos meses atrás. Ese encendedor que me traía a la memoria innumerables recuerdos se había terminado y tal vez eso significaba que ya era hora de enterrar recuerdos, historias, desvelos.

Pero fue en ese mismismo momento que el mundo, Dios o quien sea me mando una de esas señales de las que veníamos hablando. Justo cuando estaba por tratar de definir que hacer con todo eso recibo un mail de ella, un mail donde me contaba de todo un poco, un extenso resumen, si es que eso es posible, de los diferentes y cotidianos momentos que habían ocurrido en los últimos 10 días. Justo en el momento en que empiezo a creer que toda esta historia había sido una mala idea mía recibo ese mail con el que la vuelvo a sentir cerca a pesar de las distancias, a pesar del pasado, a pesar del presente.

Señales, delirios, enrosques, boludees, póngale el nombre que quieran, pero me gustó, llego en el momento justo y ya a esta altura no creo que la casualidad tenga algo que ver en todo esto.

La vida, las relaciones, son como un partido de ajedrez, decía mi analista, y yo ya había movido la ficha que me correspondía, tal vez algunas mas, pero cuando el partido parecía ganado por abandono, o mas bien perdido, ella movió una ficha, mostró un alfil y yo.. yo sigo jugando.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me voy, me salgo de tu blog antes de que muera.

ni tan anonimo tampoco.

ouch x mil, otra vez.